Cuando uno va para
algún lado, lo primero que hay que saber es hacia dónde se va. Eso parece
obvio, pero la experiencia demuestra que hay montones de gente que se empeñan en
llegar a quién sabe dónde, y en ello gastan enormes energías. Me imagino que ya
adivinaron a dónde voy con esta introducción.
El régimen sabe, con
toda certeza, a dónde va, cuál es su objetivo, el cual se resume en pocas
palabras: “mantenerse en el poder a toda costa”. Para ello ha recurrido, y seguirá
recurriendo, a todo tipo de artimañas. No vale la pena enumerarlas porque las
conocemos, pero creo que todo el país coincide, incluso ellos aunque no lo
puedan decir, que el régimen no es democrático, porque de otra manera ya fuera
parte del pasado, como debe ser en una democracia que se respete.
La oposición, por otra
parte, está compuesta de diversos sectores que tienen una visión distinta de
adonde ir y cómo hacerlo, y esas visiones son respetables porque de eso se
trata la democracia.
Si asumimos que lo
anterior es cierto, es fácil deducir que el régimen se perpetuará por siempre,
o hasta que suceda lo que nadie quiere que suceda. Una solución a esta posibilidad
es que la oposición, o más bien sus dirigentes, terminen de entender que para
lograr resultados diferentes, debe hacer cosas diferentes. La pregunta obligada
es, ¿cuáles son esas cosas? En mi opinión, es fundamental que se den las siguientes
condiciones dentro de las filas de la oposición:
En primer lugar, es
importante que los dirigentes terminen de aceptar que este no es un régimen
democrático. Cualquier estrategia que se base en una premisa falsa está
destinada a fracasar.
En segundo término, la
única opción de ganar democráticamente, a través de elecciones, pasa por una
unidad verdadera, al menos en torno al objetivo. Es importante respetar las
diferencias, pero es más importante aún construir el futuro con base en las
coincidencias. También es fundamental
que la Unidad no sea sólo de partidos sino que se incluya a la sociedad civil,
a los estudiantes, a los movimientos sindicales y a todas aquellas
instituciones que han luchado desde diferentes frentes para lograr un retorno a
la democracia. Mientras nosotros, el soberano, percibamos que cada quien anda
por su lado, va ser cuesta arriba convencernos de ir a votar en masa. El día
que nos demos cuenta de que de verdad nuestros dirigentes están unidos en toro
a un objetivo común, ese día nadie podrá vencernos.
Tercero, los
opositores deben ponerse de acuerdo en torno al objetivo. Si este consiste sólo
en ir a elecciones, ya las perdimos; si la idea es pedir la renuncia, o jugar a que se caigan ellos solitos, pues sentémonos
a esperar. El objetivo debe estar centrado en construir un futuro basado en el
respeto a la Constitución.
Hoy es evidente que
quienes no estamos con el régimen somos mayoría, pero estamos dispersos y
tenemos en frente a un bloque minoritario, pero sólido y blindado económica e
institucionalmente. Mientras la oposición ande dando tumbos, y sus dirigentes sigan
halando cada uno para su lado, la continuidad del régimen está garantizada. El
día que tengamos claro cuál es la naturaleza del régimen y nos unamos
verdaderamente en torno a un objetivo común, la cosa cambiará. Recordemos que
los cambios no vienen solos. Debemos cambiar para que las cosas cambien.
@gyepesven
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