sábado, 24 de enero de 2015

Cuentos y cuentas de la memoria

Después de unas largas y muy merecidas vacaciones familiares visitando a los panas, finalmente se paró a dar su discurso de memoria y cuento. Como este es el gobierno de las palabras, y con la ayuda de la tecnología, me dediqué a contar las palabras que usó para contar sus cuentos.

En primer lugar, pude constatar que disparó un total de 16.782 palabras para decir muy pocas cosas. El 47% de esas palabras fueron pronombres, adverbios y proposiciones, lo que, según los que saben de eso, yo no sé nada por si acaso, denota una gran pobreza en el lenguaje, sólo comparable a la gran pobreza en que ha sumido a este sufrido país.  

Como es usual, las palabras relacionadas con “socialismo” y “revolución” superaron ampliamente, 45 a 18, a las relacionadas con “democracia” y “constitución”.

Mencionó 4 veces a Diosdado y 2 a Dios. No me interesa la opinión del primero, pero el segundo, gracias a la intermediación de Laureano, ya expresó muy claramente la suya. Al galáctico lo mencionó 35 veces y, demostrando que los silencios pueden ser más contundentes que las palabras, no se dignó a mencionar a Fidel, a Raúl, ni a Cuba, creo que por primera vez en una cadena presidencial desde hace muchos años. A Obama lo mencionó 3 veces.

Habló 6 veces de “abastecimiento” y el mismo número de “seguridad”, pero nunca mencionó “desabastecimiento ni “inseguridad, demostrando una vez más su profunda conexión con la realidad del país. Dijo “no” 133 veces. Se refirió a “elecciones” en 13 oportunidades. Dijo “control” en  8 ocasiones y “libertad” una sola vez, por cierto en referencia al “clima de libertades” que vivimos los venezolanos. Pronunció “yo” 86 veces y “nosotros” 32.

Nunca mencionó la palabra “mentira”, pero dijo muchas, muchísimas. Una de ellas se refirió a ese pobre señor que capturaron después de hacer 300 compras en 15 días. Ustedes me van a disculpar, pero a ese caballero, en lugar de someterlo al escarnio público, deberían nominarlo al libro Guiness, después de haberse calado 20 colas diarias durante toda una quincena. Si suponemos que dedicó 8 horas diarias a descansar, comer y hacer sus necesidades, este superhombre hizo  300 colas a un promedio de  42 minutos por cola, echando por el suelo la perversa teoría de que los venezolanos nos pasamos varias horas al día en una sola cola.

Toda esta sarta de mentiras fue apoyada, según la transcripción oficial, por 104 “aplausos”, 24 “gritos de consignas”, 12 “griterías” y 2 “risas”. Un detalle que pude observar es que la transmisión televisiva tuvo un retraso de 10 segundos respecto a la transmisión radial. Yo, que soy un mal pensado, concluyo que eso era para darse tiempo a filtrar cualquier error de los camarógrafos que pudiera incomodar al régimen.


Este discurso, en mi opinión, representa una gran oportunidad para la oposición: combatir la mentira con la verdad. Ya el pueblo está claro, pero las cosas en política no hay que asumirlas, hay que difundirlas y repetirlas consistentemente. Si una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad, mucho más poder debe tener una verdad repetida el mismo número de veces.