Aún no me lo creo. El Papa Francisco, en quien tantos depositamos
nuestras esperanzas por una acción valiente y decidida como la de su antecesor
Juan Pablo, no toma partido porque “haría daño” Porque tiene miedo de que haya
un derramamiento de sangre que está a la vista y que él no es capaz de ver.
Los grandes hombres se miden en los momentos cruciales y
Francisco ha desperdiciado una gran oportunidad. Decidió no tomar partido. Esto
le hace un gran daño a la iglesia y ha decepcionado a millones de católicos que
esperan que ella como institución, y sus líderes, se pongan del lado de la
justicia.
El régimen usurpador que tenemos en Venezuela, Francisco, nos
está matando de hambre, de mengua, de falta de medicinas, de violencia. Pide a
tus asesores que te enseñen las cifras de niños muertos o desnutridos, de
jóvenes presos, torturados o asesinados, de familias desmembradas, de la
diáspora que está intentando sobrevivir en condiciones a veces inhumanas que
son mejores que permanecer aquí. Diles que te muestren los videos de los
ataques y profanaciones a iglesias. Exígeles que te enseñen los expedientes de
torturas que se están ventilando en los tribunales internacionales porque aquí
no hay justicia. Solicita que te dejen leer la cantidad de tweets de católicos
venezolanos que ruegan por tu intervención, no para servir de mediador ni
promover negociaciones a quienes no negocian, sino para denunciar los crímenes
contra la humanidad que ya el mundo libre no puede esconder.
Ya los países y los líderes democráticos se han pronunciado
con contundencia. Solo faltas tú, Francisco. Yo entiendo por qué China, Rusia,
Irán, Turquía, Cuba, Bolivia, Nicaragua, Uruguay, México y otros países apoyan
al usurpador o no toman partido. Lo que no entiendo es por qué tú, Francisco, decidiste
no tomar partido porque "harías daño". Espero que no se te ocurra
unirte a México y Uruguay en su intento por oxigenar a los criminales que nos oprimen.
Francisco, estás a tiempo. En este momento histórico, si no
estás de nuestro lado, percibiremos que estás del otro lado y eso si es verdad
que hará un gran daño.
Solo faltas tú.