jueves, 8 de febrero de 2024

 

¡Despierta, Venezuela!


En el corazón de Venezuela, late el dolor de un pueblo que sufre en silencio, asfixiado por un régimen que ha sumido al país en la oscuridad más profunda. Las lágrimas de la patria se confunden con el llanto de sus hijos, que claman por un rayo de esperanza en medio de la desesperación.

La historia de Venezuela es una historia marcada por la lucha, la resistencia y el coraje de un pueblo que se niega a rendirse ante la opresión. Sin embargo, la sombra del autoritarismo se cierne sobre nuestras cabezas, ahogando la voz de la libertad y sembrando el miedo en cada rincón de nuestra tierra.

La ilegitimidad de un gobierno que se aferra al poder a costa del sufrimiento de su pueblo es un grito de dolor que resuena en cada calle, en cada hogar, en cada corazón venezolano. Las elecciones manchadas por la corrupción y la represión, los derechos pisoteados, la justicia mutilada, son heridas abiertas que sangran en el alma de una nación que clama por justicia.

La inflación desbocada, la escasez de alimentos y medicinas, la falta de servicios básicos son el rostro más cruel de un sistema que ha fracasado estrepitosamente en su deber de proteger y velar por el bienestar de su pueblo. La devastación económica y social es un eco desgarrador que resuena en cada familia, en cada hogar, en cada vida que se apaga prematuramente por la falta de atención médica o por la violencia desatada en las calles.

Pero aún en medio de la oscuridad, hay una luz que brilla en lo más profundo de nuestro ser, una fuerza indomable que nos impulsa a levantarnos y a alzar la voz por aquellos que ya no pueden hacerlo. Es hora de despertar del letargo, de romper las cadenas del miedo y la indiferencia, de unirnos en un grito unísono por la libertad y la justicia.

No podemos quedarnos de brazos cruzados ante el sufrimiento de nuestro pueblo, ante la injusticia que se cierne sobre nuestras cabezas. Cada uno de nosotros, con nuestras acciones, con nuestras palabras, con nuestro compromiso, podemos hacer la diferencia. Es hora de levantarnos, de alzar la voz, de exigir un cambio que traiga consigo la luz y la esperanza que tanto anhelamos.

Que cada lágrima derramada, cada suspiro de dolor, se convierta en un grito de rebeldía, en una fuerza imparable que derribe los muros de la opresión y abra las puertas de un futuro mejor para todos. No importa cuán pequeño pueda parecer nuestro acto, cada gesto de solidaridad, cada palabra de aliento, cada paso hacia adelante nos acerca un poco más al sueño de una Venezuela libre y próspera.

En este momento crucial de nuestra historia, hago un llamado a todos los pueblos libres del mundo para que se unan a nuestra causa, para que levanten la voz junto a nosotros y nos ayuden a construir un futuro de libertad y dignidad para todos. Juntos, podemos hacer frente a la opresión y alzar la bandera de la justicia y los derechos humanos en todo el mundo.

¡Levántate, Venezuela!, levántate y alza tu voz en un clamor de libertad. No permitas que el miedo te paralice, que la indiferencia te consuma. Es hora de ser valientes, de ser fuertes, de ser la voz de los que ya no pueden hablar. El futuro de nuestra patria está en nuestras manos, y juntos, unidos en la lucha, podemos hacer historia.

Que la esperanza sea nuestra guía, que la justicia sea nuestra bandera, que el amor por nuestra tierra sea nuestra fuerza. Levántate, Venezuela, y camina hacia un mañana lleno de luz y de esperanza. El momento es ahora, la hora es esta.

¡Despierta, Venezuela, despierta y sé parte del cambio que tanto anhelamos!

jueves, 26 de octubre de 2023

 

El renacimiento de la esperanza

Un nuevo amanecer para Venezuela

 

«En cada nuevo amanecer yace la oportunidad de renovar la esperanza que creíamos perdida»

 


Me rehúso a permitir que me expropien la esperanza. Dicen que es «lo último que se pierde» pero yo tengo la esperanza de nunca perderla. Por eso digo NO.

Digo NO a aquellos que han usurpado el poder en Venezuela y saben que, mientras haya un destello de esperanza, su integridad y sus posesiones están en peligro. Los comprendo y tengo la certeza de que seguirán haciendo lo imposible por erradicar la esperanza de nuestras mentes.

 Digo NO a los "demócratas condicionales", aquellos dirigentes que creen en la democracia solo cuando les favorece. Por eso, no confío en quienes ahora se oponen a un proceso de primarias que arrojó resultados contundentes. Debemos rechazar a quienes intenten convertirse en detractores o se presenten como salvadores después de que el pueblo ha hablado con tanta claridad.

Digo NO a aquellos que afirman que María Corina no es la líder de la oposición porque cada dirigente es líder de su propio grupo. Aunque no discuto este último punto, todos los que participaron en el proceso y aquellos que no lo hicieron, pero tienen un ápice de dignidad, deben aceptar el liderazgo de quien ha trazado un camino que, según su afirmación, llevará hasta el final, y a quien el pueblo mayoritariamente ha dado su respaldo.

Digo NO a aquellos que han perdido la esperanza y tratan de que los demás también la perdamos. Entiendo sus motivos, pero he leído mensajes del tipo "los comunistas no salen con votos". Mientras sigamos creyendo en estos paradigmas y difundiéndolos, más se fortalecerán. Nadie ha dicho que sea fácil; María Corina conoce la dificultad y los riesgos a los que nos enfrentamos, comenzando por ella misma. Si crees que es imposible, por favor, déjanos intentarlo a aquellos que creemos que es posible, por difícil que parezca. Una de las normas que rigen mi vida es: "si no lo intento, nunca lo lograré; si lo intento, es posible que lo logre". En esa norma se fundamenta mi esperanza.

 Digo SI al proyecto de María Corina, la única líder que se ha mantenido firme en su decisión de no jugar con las reglas del tirano, la única que le ha dicho directamente en la cara lo que todos pensábamos, la única que ha mantenido una línea coherente desde el principio y asegura que la seguirá hasta el final.

María Corina no es una líder que ha llegado a su posición solo por su carisma. Tampoco es un mesías. Ha ganado la aceptación del pueblo opositor paso a paso y sin temor. Es una líder preparada, empática, con un propósito claro, firme en sus convicciones y valiente. Posee una combinación de atributos que muy pocos tienen.

 Por eso, siento que mi esperanza, que estaba maltrecha, se ha reavivado y hoy quiero aportar mi grano de arena para respaldar a María Corina en su misión.

Si no estás de acuerdo, déjanos intentarlo. Siempre serás bienvenido a unirte en este intento de recuperar lo que nos expropiaron.

lunes, 21 de agosto de 2023

Bodas de oro

Un compromiso con la institución familiar


Celebrar nuestras bodas de oro matrimoniales, más que un hito significativo, es un regalo. Nos invita a recapitular cincuenta años de vida compartida, dentro de los valores tradicionales de esa maravillosa institución llamada «familia».

     No existe un matrimonio que se pueda calificar de perfecto. La unión de un hombre y una mujer significa que dos seres que son diferentes, tanto en el aspecto físico como emocional, deciden compartir el mismo espacio y, en gran medida, el mismo tiempo. Las diferencias naturales conducen a distintas formas de percibir el mundo y afrontar las situaciones del día a día y aquí entra en juego el respeto y la tolerancia. Sin ellas, las diferencias podrían ser insalvables.

     Este momento especial nos lleva a reflexionar sobre el papel crucial que la familia ha jugado en nuestras vidas y a expresar nuestra preocupación por las crecientes amenazas que enfrentan los valores que ella representa.

    La familia es la piedra angular de la sociedad. Desde tiempos inmemoriales, ha sido la institución que ha brindado amor, apoyo emocional y valores esenciales a las generaciones futuras. La familia proporciona un ambiente seguro y amoroso donde los hijos pueden crecer, desarrollarse y aprender valores fundamentales, como la sana convivencia, el respeto, la honestidad, la solidaridad, la responsabilidad y el cuidado mutuo, entre otros. Es en la familia donde se inculcan los principios morales y éticos que moldearán el comportamiento de los individuos a lo largo de sus vidas.

     Sin embargo, en la actualidad nos enfrentamos a crecientes amenazas a esos valores tradicionales y a la esencia misma de la familia. Una de ellas, la ideología de género, ha ganado terreno, incluso en el ámbito legal, y ha cuestionado la importancia de los roles tradicionales en la familia. Esta ideología busca disolver las distinciones naturales entre hombre y mujer y ha dado lugar a una confusión sobre la identidad de género y los roles en la sociedad. Si bien abogamos por el respeto y la igualdad de derechos para todos, creemos firmemente que la familia se basa en la complementariedad de roles y la armonía entre el hombre y la mujer.

     Otra forma de atentar en contra de la familia es la tendencia a inducir a niños a cuestionar prematuramente su género, como se está haciendo incluso sin el permiso de los padres. Hacerlo, puede presentar riesgos significativos para su desarrollo psicológico y emocional. La identidad de género es un aspecto complejo y personal de la identidad de un individuo. Presionar a los niños a cuestionar o cambiar su género antes de que puedan comprender plenamente estas cuestiones podría generar, y de hecho han generado en muchos de ellos, consecuencias negativas irreversibles.

     Otra amenaza que nos preocupa está representada por movimientos que ponen en riesgo la vida misma, como el aborto y la eutanasia. Creemos que toda vida humana tiene un valor intrínseco y debe ser protegida desde su concepción hasta su fin natural. Estos movimientos que propician la interrupción de la vida van en contra de nuestra naturaleza como seres humanos, cuyo propósito es propiciar el desarrollo de la especie y proteger la vida en todas sus etapas.

     En este momento crucial de la historia, es fundamental para nosotros reivindicar con firmeza los valores familiares que nos han sostenido durante estos cincuenta años de vida en común. Por eso, abogamos por el respeto a los roles tradicionales en la familia y la preservación de la institución familiar como piedra angular de la sociedad.

     Promover la educación y la conciencia sobre la importancia de la familia es esencial para contrarrestar las amenazas que enfrentamos. Debemos fomentar un diálogo abierto y respetuoso sobre estos temas, buscando siempre el bien común y el desarrollo integral de cada individuo, especialmente de los niños, y de la sociedad en su conjunto.

     En nuestras bodas de oro matrimoniales, miramos hacia atrás con gratitud por el amor y los valores tradicionales que nos han sostenido como familia. También miramos hacia adelante con preocupación, pero también con esperanza y determinación para proteger y preservar esos valores en una sociedad que enfrenta desafíos sin precedentes.

    La familia es el cimiento de nuestra humanidad y debemos unirnos para defenderla y fortalecerla en beneficio de las generaciones futuras. Que nuestra celebración sea un llamado a la acción para proteger la esencia misma de la raza humana y garantizar un futuro en el que los valores familiares sigan siendo el corazón de nuestra sociedad.

jueves, 31 de enero de 2019

Francisco: Solo faltas tú


Aún no me lo creo. El Papa Francisco, en quien tantos depositamos nuestras esperanzas por una acción valiente y decidida como la de su antecesor Juan Pablo, no toma partido porque “haría daño” Porque tiene miedo de que haya un derramamiento de sangre que está a la vista y que él no es capaz de ver.

Los grandes hombres se miden en los momentos cruciales y Francisco ha desperdiciado una gran oportunidad. Decidió no tomar partido. Esto le hace un gran daño a la iglesia y ha decepcionado a millones de católicos que esperan que ella como institución, y sus líderes, se pongan del lado de la justicia.

El régimen usurpador que tenemos en Venezuela, Francisco, nos está matando de hambre, de mengua, de falta de medicinas, de violencia. Pide a tus asesores que te enseñen las cifras de niños muertos o desnutridos, de jóvenes presos, torturados o asesinados, de familias desmembradas, de la diáspora que está intentando sobrevivir en condiciones a veces inhumanas que son mejores que permanecer aquí. Diles que te muestren los videos de los ataques y profanaciones a iglesias. Exígeles que te enseñen los expedientes de torturas que se están ventilando en los tribunales internacionales porque aquí no hay justicia. Solicita que te dejen leer la cantidad de tweets de católicos venezolanos que ruegan por tu intervención, no para servir de mediador ni promover negociaciones a quienes no negocian, sino para denunciar los crímenes contra la humanidad que ya el mundo libre no puede esconder.

Ya los países y los líderes democráticos se han pronunciado con contundencia. Solo faltas tú, Francisco. Yo entiendo por qué China, Rusia, Irán, Turquía, Cuba, Bolivia, Nicaragua, Uruguay, México y otros países apoyan al usurpador o no toman partido. Lo que no entiendo es por qué tú, Francisco, decidiste no tomar partido porque "harías daño". Espero que no se te ocurra unirte a México y Uruguay en su intento por oxigenar a los criminales que nos oprimen.

Francisco, estás a tiempo. En este momento histórico, si no estás de nuestro lado, percibiremos que estás del otro lado y eso si es verdad que hará un gran daño.

Solo faltas tú.

martes, 24 de julio de 2018

No hay salida electoral


Por primera vez en dos décadas me voy a referir en términos negativos a la oposición representada en la MUD. Hasta ahora me negué a hacerlo, le di el beneficio de la duda, celebré sus éxitos –trastocados luego en fracasos- y defendí acérrimamente mi posición ante quienes, en mi opinión, equivocaban el objetivo al arremeter en contra de ella como si fuera el enemigo. Yo pensaba que el único enemigo era el régimen.

Hoy, he cambiado de opinión. La salida no es electoral ante un régimen asesino, corrupto, violador de los derechos humanos, defensor y promotor de la matanza del otro depravado asesino en Nicaragua o en cualquier otro país que decida someter a su población en aras de mantener el poder a toda costa. No es electoral desde que nos robaron el revocatorio, desde que despojaron de atribuciones a los funcionarios electos por el pueblo, desde que ganamos las dos terceras partes de la AN y pusieron al ilegítimo TSJ a legislar, desde aquella gloriosa jornada de firmas a nivel mundial que no tuvo efectos en las acciones opositoras, desde que se permitió la elección de la ilegal ANC que pasó a sustituir a cualquier otro poder legítimo. Es absurdo, ridículo, que la dirigencia opositora insista en la salida electoral cuando no ha sido capaz de defenderla en todas esas ocasiones.

Se ha dicho insistentemente que la dirigencia opositora es cómplice consciente del régimen, que sus acciones son para mantenerlo en el poder, que reciben prebendas para mantener su posición de pasividad, y un sinfín más de acusaciones. Me resisto a creer que esas denuncias tienen sustento. Pero también me resisto a creer que los líderes opositores son obtusos de mente. No sé, no me atrevo a opinar, acerca de las motivaciones para actuar como actúan, pero si tengo claro que la estrategia que ha desarrollado lo que ha logrado es atornillar al régimen en el poder.

Celebré como un logro la posición multitudinaria de los países decentes denunciando la verdad de lo que pasa en el país. Celebré la valiente posición del Secretario Almagro, más rotunda que la de cualquier líder opositor. Siempre consideré que la posición de líderes como María Corina y Antonio era correcta, aunque tenía mis reservas, y hoy me alineo completamente con esa posición.

Muchos hemos cambiado de opinión y le retiramos nuestro apoyo a la dirigencia opositora. El pueblo ha tenido que cambiar radicalmente sus hábitos  para sobrevivir. Miles de venezolanos en el exterior con credenciales de altura han decidido, con una dignidad merecedora de elogios, dedicarse a labores muy por debajo de sus competencias para lograr un nivel de vida que su país le niega. La sociedad civil, el pueblo, los gremios, los vecinos, están en la calle, divididos en cientos de protestas sin que nadie sea capaz de amalgamarlos en un objetivo común. Por otra parte, el régimen, los militares, los enchufados, continúan, impunes, transitando el inexorable camino de la destrucción del país para su propio beneficio.

No hay salida electoral. Igual que muchos ciudadanos hemos tenido que cambiar para sobrevivir, es imperativo que la dirigencia opositora cambie o se haga a un lado para que otros líderes conduzcan al país al sendero de la  libertad. Ese es el llamado del pueblo. Si no lo hacen, se convierten en cómplices y el pueblo se los demandará.

sábado, 27 de mayo de 2017

Fantasmas en la calle

Los represores se encuentran prestos a salir, una vez más, a cumplir la labor que le encomiendan, desde sus cápsulas de cristal, aquellos que temen que se les rompa el cristal.

Yo los entiendo y también perdono a muchos de ellos. Algunos, los que no tienen perdón, están emocionados ante una nueva batalla para exterminar al enemigo. Aprendieron a odiarlo en la más pura tradición del asesino en serie conocido como el Che, paradigma del hombre nuevo del oprobioso régimen. Otros lo hacen porque no tienen más remedio. Las razones son infinitas. Muchos de ellos tienen miedo, por ellos mismos o porque saben que del otro lado están sus padres, sus hermanos, sus hijos. Sean cuales sean sus motivaciones y sus temores, se sienten poderosos, protegidos por su arsenal mortífero y su zoológico de terror conformado por ballenas, rinocerontes y murciélagos.

La batalla va a comenzar. El enemigo comienza a avanzar empuñando las temibles armas de la verdad y la palabra. Eso no es permisible para los que no quieren, no pueden, abandonar el poder que le ha dado dinero y lujos antes inimaginables. La orden es emitida y llega la hora de reprimir a la multitud que grita obstinadamente ¡Venezuela! ¡Libertad!. A partir de ese momento, los represores se enfrentan con los fantasmas de la calle.

Una joven que reta al represor a bajarse de su tanqueta es el fantasma de la valiente mujer venezolana, libertaria que pare libertadores y que lucha por un país mejor para sus hijos nacidos o por nacer.

Un escudero con su protección de juguete es el fantasma del joven venezolano que se coloca en la línea de fuego para proteger  a sus padres, a sus abuelos, a sus hermanos que se encuentran en la retaguardia exigiendo libertad y justicia.

Un violinista que no para de tocar su instrumento es el fantasma de una multitud de jóvenes que saben que el arte, no la guerra, representa el verdadero futuro. Cuando le rompen el violín, este se multiplica y le llueven nuevos instrumentos musicales de paz. Cuando logran callar el himno, este comienza a resonar en otros instrumentos y en las gargantas del pueblo glorioso que el yugo lanzó.

Un médico que es lanzado al suelo es el fantasma de una multitud de profesionales de la salud que arranca de las garras de la muerte, labor no siempre exitosa, a los millones de  venezolanos que están expuestos a la falta de medicamentos y de alimentos y a las heridas de la guerra diaria en las calles. No sé si el represor sabe que esa misma bata blanca algún día lo salvará a él o a sus seres queridos. Los que ordenan la represión no tienen ese problema. Ellos van a las mejores clínicas del mundo o se refugian en la clínica particular de su amo antillano.

Un joven que se desnuda es el fantasma de los millones de venezolanos que estamos dispuestos a despojarnos de nuestros temores para recuperar la libertad secuestrada. También es el fantasma que atemoriza a los tiramos que han quedados desnudos frente a un mundo que solo espera su momento para cobrarles los delitos contra la humanidad.

Una señora que se enfrenta a la tanqueta es el fantasma de todos los adultos mayores que apoyamos a nuestros hijos y nietos para que tengan un futuro en libertad que sea aún mejor que nuestro pasado, no exento de problemas, pero en libertad.

Un niño que sale a las calles a protestar con su franela azul o beige es el fantasma del futuro, de quien quiere vivir en el país que no ha conocido y se le pretende negar, que solo necesita comer y aprender lo necesario, no para sobrevivir, sino para alimentar su cuerpo y su mente para poder reconstruir el país herido que recibirá como herencia.

Un comunicador que sale a hacer su trabajo vestido con pesadas armaduras y un diminuto micrófono es el fantasma de la libertad de expresión que se filtra a través de las prohibiciones y las amenazas para que el mundo sepa la verdad verdadera y no la inventada por quienes no tienen otra opción que decir mentiras cada vez más grandes y ridículas.

Un dirigente que es agredido es el fantasma del nuevo dirigente, el que esperábamos, el que se despoja de su color para adoptar los colores de la bandera, el que se pone delante de nosotros y de frente al opresor, mientras los dirigentes rojos sólo se atreven a ponerse en frente de una cámara, rodeados por cientos de guardaespaldas.

Cada compatriota que aún no se ha atrevido, o es indiferente,  es el fantasma del que se atreverá a engrosar la fila de los millones de venezolanos que hoy solo exigimos y gritamos ¡Libertad!

Hay un fantasma más. Cada venezolano que ha fallecido como consecuencia de las políticas o la represión del régimen, es el fantasma que pesará en la conciencia de los asesinos y de sus cómplices y son nuestro aliciente para recuperar la democracia y la libertad. Ese día llegará y sabremos perdonar a muchos de ellos a la vez que exigiremos justicia para quienes no merecen perdón. Todos sabemos quiénes son unos y otros.

A todos estos fantasmas se enfrentan los represores.  Después de cada batalla en la calle, ellos no tienen más remedio que enfrentarse a la batalla de su conciencia con sus fantasmas interiores.


domingo, 30 de abril de 2017

Francisco, ¿tú eres o te haces?


Sé que el título puede parecer irrespetuoso, pero créeme, no es mi intención. En primer lugar, tú mismo, con tu humildad característica, nos has dado licencia para llamarte por tu nombre en tono de camaradería, así como si fuésemos amigos de toda la vida. La segunda parte del título es una forma muy coloquial de preguntarme si estás realmente enterado de lo que pasa en Venezuela o tus declaraciones son parte de una estrategia deliberada. La razón me indica que el aparato de inteligencia del Vaticano tiene la capacidad de indagar mucho más abajo de la punta del iceberg reservada a la mayoría de los mortales, pero el corazón me señala que no estás bien informado, quien sabe por qué razones. Ese es otro iceberg más misterioso que el primero.

Yo no tengo problema en que te ubiques a la izquierda o te declares socialista. Colocarse al lado de los más necesitados, proclamar la justicia social, combatir la explotación del hombre por el hombre, son batallas que todos deberíamos apoyar, sin importar de qué lado se sitúen nuestros principios. Lo que sí es reprochable es que se usen esos argumentos para lograr los mismos, o peores resultados, que aquellos que se pretenden combatir.

Cuando alguien dice defender a los pobres solo para acostumbrarlos a comer de su mano; cuando se pretende combatir las injusticias sociales promoviendo el odio hacia un sector calificado como enemigo; cuando las armas para combatir la injusticia no son otras que la violencia y la mentira, entonces nos encontramos con un “socialismo” promotor de división, de guerra fratricida. Eso no es socialismo. Eso es criminal, independientemente del calificativo que se le asigne.

En Venezuela, Francisco, eso es lo que está pasando. Quiero refrescarte la frase de un paisano tuyo, el asesino en serie conocido como El Che Guevara, que representa la teoría, y lamentablemente la práctica del régimen que hoy oprime a Venezuela:

“El odio como factor de lucha, el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una eficaz, violenta, selectiva y fría máquina de matar. Nuestros soldados tienen que ser así: un pueblo sin odio no puede triunfar sobre un enemigo brutal.”

Esa frase es digna de ser analizada, Francisco, y permíteme traducirla a términos más prácticos. El odio ha sido, es y seguirá siendo efectivamente sembrado mientras tengan el poder de hacerlo. El enemigo es cualquiera de nosotros que no esté de acuerdo con el régimen, incluyendo a la mayoría de nuestros valientes sacerdotes. La máquina de matar  ha sido construida, está funcionando a la perfección, y es muy bien aceitada por el régimen. La representan las fuerzas armadas que deberían protegernos y los colectivos paramilitares que se han convertido en los sicarios del régimen. Nuestros soldados es el pueblo que está comiendo de sus manos porque no tiene otra alternativa. Ellos son en su mayoría víctimas inocentes que en el fondo preferirían construirse una dignidad propia y no la que les asigna el régimen. Triunfar, Francisco, significa mantener el poder, mantener los privilegios y hacerse de una patente de corso que los proteja de los crímenes que han cometido en nombre de ese odio asesino.

Quiero finalizar, Francisco, rogando porque al menos tú seas capaz de comprender lo que nos pasa en este sufrido país de libertadores que hoy espera ser liberado. Hasta ahora me parece que no has comprendido y me resisto a unirme al coro cada vez mayor de voces que te ubican como parte del problema. El día que me des una señal clara de que entiendes, me daré por satisfecho.


Amén