Publicado el 28 de enero de 2025
Bajo la aparente calma, los engranajes del cambio giran lentamente. El verdadero movimiento se gesta en lo invisible, y espera su momento exacto para estallar con fuerza imparable.
El régimen venezolano sigue interpretando su guion conocido:
represión, manipulación, propaganda y una nueva convocatoria electoral vacía, disfrazada de legalidad y sostenida por una “oposición” domesticada.
Nada sorprende. Todo está diseñado para mantener la ilusión de control.
Pero no debemos caer en su juego.
No debemos desgastarnos en responder a cada una de sus maniobras.
Ellos saben que están usurpando el poder.
Sus acciones no reflejan fuerza, sino desesperación.
En cambio, nuestro foco debe ser otro:
lo que estamos construyendo, desde cada trinchera personal, colectiva o internacional.
La verdadera batalla se libra en el terreno de la determinación, la paciencia y la esperanza activa.
El régimen quiere desmoralizar.
Quiere sembrar dudas.
Pero sabe que su mentira ya no convence.
Y que nuestra resistencia sigue viva.
Hoy, después de 25 años de lucha, estamos más cerca que nunca.
Cada gesto cuenta:
• Cada palabra que no se calla.
• Cada conexión que se mantiene.
• Cada acción, por pequeña que parezca, alimenta la llama que no han podido apagar.
No permitamos que sus estrategias de distracción nos roben el horizonte.
El cambio verdadero no vendrá con anuncios, sino con constancia silenciosa.
Y cuando llegue, será imposible detenerlo.
La llama de la libertad no necesita propaganda.
Solo necesita que la mantengamos encendida.
Cuando su guion se agote —y está por agotarse—
solo quedará nuestra convicción.
Y eso bastará para iluminar el camino hacia la Venezuela que merecemos.
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