Publicado el 9 de abril de 2025
El régimen venezolano acaba de firmar otro decreto de emergencia económica, repitiendo la misma fórmula desgastada de siempre.
No es una respuesta a una “guerra comercial”, como afirma el dictador.
Es simplemente una excusa para seguir saqueando impunemente a Venezuela, disfrazada de legalidad.
Hablan de “plenos poderes” como si no los hubieran tenido ya.
Como si no llevaran años gobernando sin contrapesos, con instituciones sometidas, con las calles militarizadas y la economía estrangulada.
Este decreto no inaugura una nueva etapa.
Es el mismo guion oxidado de siempre.
Pero esta vez, más que una estrategia, es una confesión.
❌ Una confesión de fracaso
Maduro no enfrenta un asedio económico.
Enfrenta las consecuencias de haber destruido el aparato productivo, de haber vaciado el país, de haber convertido al Estado en una estructura mafiosa, depredadora y corrupta.
Lo que acaba de firmar no es una solución.
Es una muestra pública de que no puede sostener su régimen sin más controles, más represión y más atropellos.
Este decreto no va a rescatar la economía.
Va a profundizar el ahogo de los que aún producen, crean y resisten.
El objetivo no es la recuperación.
El objetivo es mantener el control, aunque el país se hunda con ellos.
🔍 ¿Qué hacer entonces?
Para quienes estamos fuera:
debemos redoblar la denuncia.
Romper su narrativa.
Y apoyar con más fuerza a quienes siguen resistiendo desde dentro.
Para quienes están dentro:
resistir con inteligencia.
Cuidarse. Apoyarse.
Crear redes.
No caer en la trampa de la desesperanza ni del aislamiento.
La reacción emocional es lo que ellos quieren.
La organización estratégica es lo que más temen.
🔥 Cada decreto, una señal
No nos confundamos:
Cada decreto de emergencia no es un acto de fortaleza,
es un síntoma de desgaste.
Nos quieren desmoralizados.
Pero cada atropello es también una señal de su debilidad.
Que no nos venza el silencio.
Que no nos venza el miedo.
El régimen acaba de confesar —una vez más— su fracaso.
Que el mundo lo escuche.
Y que el pueblo lo recuerde.
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