miércoles, 7 de mayo de 2025

Que hablen ellos: las palabras que los delatan

Publicado el 4 de agosto de 2024

Hoy no tengo nada nuevo que decir.

Todo está dicho.


Solo nos quedan formas distintas de repetir la verdad que el mundo ya conoce.

Por eso, en vez de explicaciones, prefiero traer las voces de otros. Voces que, en su momento, defendieron la protesta cívica con fuerza. Voces que hoy guardan un silencio que duele, porque saben perfectamente lo que ocurre en Venezuela.

📣 Lula da Silva

En 2013, durante las masivas protestas en Brasil, dijo:

«Las protestas son un mensaje fuerte y claro que los políticos deben escuchar. Los ciudadanos están cansados de la corrupción y de los servicios públicos deficientes. Es hora de escuchar y actuar.»

Hoy, Lula sabe —porque no es ingenuo— que en Venezuela la gente protesta por razones mucho más graves.

📣 Gustavo Petro

En 2021, cuando Colombia vivía jornadas intensas de movilización social, afirmó:

«El pueblo tiene el derecho a manifestarse pacíficamente contra las políticas que lo oprimen. La violencia estatal no puede ser la respuesta a las demandas legítimas de la ciudadanía.»

Hoy, ese mismo Petro mira hacia otro lado mientras en Venezuela se reprime, se encarcela y se desaparece gente que no pide otra cosa que su derecho a elegir.

📣 Andrés Manuel López Obrador

En 2018, en plena campaña, declaró:

«Es legítimo que la gente proteste y exija justicia. Las marchas y manifestaciones son expresiones del sentir popular y deben ser respetadas y atendidas.»

Hoy, ese mismo AMLO minimiza lo que ocurre en Venezuela, como si no supiera que aquí la gente no protesta por capricho, sino por desesperación.

No se trata solo de lo que dijeron.

Promovieron protestas, incluso violentas, cuando eran oposición. Y hoy, callan ante una protesta cívica, pacífica y ejemplar, como la que lideran María Corina Machado y Edmundo González.

Estos tres personajes —Lula, Petro y López Obrador— saben perfectamente lo que pasa en Venezuela. Y por eso, cada declaración tibia o ambigua es más que decepcionante:

es un insulto directo al pueblo venezolano.

Y también, a la democracia.


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