Publicado el 18 de diciembre de 2024
Venezuela transita momentos decisivos, marcados por el dolor del presente, pero también por la fuerza de una esperanza que no se rinde.
El mundo entero ya conoce la verdad: el pueblo venezolano habló con contundencia, y su deseo de libertad y democracia no puede seguir siendo ignorado.
A pesar de las complicidades diplomáticas, las ambigüedades calculadas y los silencios cobardes, los principios de justicia internacional comienzan a alzarse.
La configuración del nuevo gabinete de Donald Trump en Estados Unidos es una señal clara: su política hacia Venezuela será firme, frontal y sin concesiones.
Y no solo con Venezuela: otras dictaduras de la región también están en la mira.
La historia reciente nos advierte:
Lo que ocurrió en Siria, con dictadores derrocados y sus cómplices perseguidos por crímenes de lesa humanidad, no fue una excepción.
Fue un recordatorio.
Las dictaduras caen.
Y Venezuela no será la excepción.
Cada día emergen nuevas pruebas que sepultan al régimen:
• Muertes de prisioneros políticos.
• Testimonios desgarradores de sobrevivientes.
• Evidencias acumuladas en cortes internacionales.
El sistema se tambalea.
Y ya no tiene cómo esconder su rostro.
Mientras tanto, Edmundo González y María Corina Machado se mantienen firmes, mirando al 10 de enero con serenidad y determinación.
Ellos encarnan la voluntad del pueblo y el compromiso con un futuro posible.
Es tiempo de estar alertas, dentro y fuera del país.
La libertad no llegará sola.
Requiere preparación, conciencia y acción colectiva.
El amanecer ya no es una promesa lejana.
Es un horizonte inevitable.
Y está más cerca de lo que muchos creen.
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